No recuerdo la hora pero de oigo un movimiento en el exterior, Javi se está preparando para salir. Abro la funda y saco la cabeza, como si me hubieran dado un puñetazo, el frio exterior entra en mi nariz que hiela rápidamente los pelillos, lo veo que se incorpora y rápidamente hago lo mismo, salgo al exterior y me doy cuenta que un zapato ha quedado fuera de la funda, con las prisas, pienso, pero este ha sido un gran error, el tercero, esto no tiene que volver a pasar, rápidamente, no hay que perder tiempo, me visto poniéndome encima de la funda, con algo de nervios me pongo los zapatos, menos mal que el frio es seco y el zapato no se ha convertido en un bloque de hielo, me lo pongo y rápidamente me pongo a andar alrededor del campamento improvisado para ir calentando los pies,al final no ha sido tan grave pero indica que no tengo que dejar nada al azar, este pensamiento me tensionará durante toda la aventura.


Sigo adelante y después de una zona de subidas y bajada llego a una larg
a cuesta, con el peso del trineo me cuesta avanzar pero sigo adelante, a la mitad veo que una figura se acerca, es Javi otra vez, hace mala cara, ¿Qué te pasa?, le pregunto, me parece que me he lesionado, me duele mucho la cadera, me dice. Estamos aproximadamente a unos 8 km del CP y otra vez avanzamos juntos, esta vez más despacio ya que las subidas y bajadas son continúas, pienso que el resto de la aventura será así, nada que ver con las perspectivas de un terreno bastante llano. Poco a poco cae la noche y vemos un rótulo que indica que solo faltan cinco km, unos 45 minutos mas tarde llegamos a una especie de cruce de caminos donde hay una tienda de lona con una chimenea en medio que me recuerda donde dormían los antiguos buscadores de oro.
Al lado de la tienda se ven algunos vivacs y aparcamos el trineo, enseguida entramos en la tienda donde hay dos chicas, una de ellas enfermera de la carrera, que muy amablemente nos ceden una silla para poder reposar nuestros cansados cuerpos y entrar en calor mientras nos ofrecen un liofilizado, nos quitamos los cubre-zapatos que ponemos al lado de la estufa y me quito el soft-cell que está totalmente tieso y congelado, lo cuelgo a una cuerda que hay en la tienda junto al pantalón de goretex y el forro térmico, me cambio la ropa interior superior y como el liofilizado, que sabe a rayos, y una taza de chocolate que repito ya que este calor interior me vendrá muy bien para pasar la noche. En la tienda de campaña estamos dos canadienses, los de la organización y nosotros, al cabo de una hora llegan dos corredores mas y les cedemos nuestro lugar para que puedan calentarse mejor, veo reflejada en su cara el cansancio y pequeños carámbanos en sus narices.
Javi sigue quejándose del dolor en la cadera y lo intento animar diciéndole que después de este banquete y una buena siesta se quitan todos los males. Rápidamente salgo al exterior de la tienda, hace mucho frio y como tengo la ropa en la tienda secándose voy más que rápido para montar el vivac, suerte del abrigo de plumas, ha sido el mejor textil que he llevado y que solamente lo utilizaba en las paradas como esta. Esta vez he montado el vivac como un campeón y sin ningún tipo de estrés ni nervios, he dejado la pulca al lado por si necesitaba alguna cosa por la noche y esta vez he tenido mucho cuidado de poner entre la funda y el saco los dos zapatos en una bolsa, el plumas y la hermilla térmica y el bote del pis que no falte ya que he bebido muchos líquidos para reponerme de tanto esfuerzo, me instalo y noto que la temperatura no es tan baja como el primer día, es mucho más agradable aunque me empieza a
doler la espalda y tomo un antiinflamatorio para pasar la noche.
Como si lleváramos los relojes biológicos sincronizados nos levantamos a las cuatro horas, rápidamente, ya estoy habituado al medio y previamente he pensado todos los gestos y acciones que tengo que hacer para ir rápidamente a la tienda de la organización donde tengo la ropa y los dos termos que llené horas antes con agua, uno cono Powergym y otro con sopa, casi no cruzamos palabra alguna mientras nos incorporábamos pero en la tienda Javi me dice que no puede, que le duele mucho y que no se siente capaz de continuar, suerte que no hay espejos, lo animo ya que puede ser que por la noche haya dormido en una posición que haya agravado su lesión pero que a medida que se vaya calentando la musculatura será más llevadero, no hace muy buena cara, supongo que yo tampoco, suerte que no hay espejos. Como un poco mientras termino de acercar la ropa a la estufa, aún no está suficientemente seca. Al levantarnos vemos que uno de los corredores del
equipo de los mediáticos (Así llamábamos al equipo inglés que hizo una presentación estelar de su proyecto en el partido Inglaterra-Italia del torneo de las Naciones de rugby, lo vimos en el Youtube) . Comemos un poco de la comida que llevábamos y vamos al exterior para preparar la salida, Javi no puede, lo espero un rato conminándole a que camine para calentar la musculatura, estoy preocupado por el ya que después lo que me ha ayudado en el primer día me parecería horrible que tuviera que abandonar, pasado un buen rato me dice muy que no puede continuar, sus ojos me dicen que está convencido y resignado a quedarse, no puedo hacer nada más y decido continuar, estas son las decisiones que más duelen en las carreras de ultraresisténcia, abandonar a un amigo, donde el compañerismo es el valor más importante ya que solo podemos contar con los demás corredores para corregir todos los errores y seguir adelante. Muy triste, me saltan unas lágrimas de rabia, me alejo en la oscuridad, son las seis de la mañana.

1 comentario:
Impresionant!!
Gràcies Salvador per compartir amb nosaltres la teva gran aventura!!!
:-)
Amunt, sempre amunt!!
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