domingo, 26 de abril de 2009

Un fin de semana en la Costa Brava


Este fin de semana, bastante engañado y con bastante desconocimiento del terreno que tenía que pisar, aunque soy de la Costa Brava, he participado, involuntária e ilegalmente, no estaba inscrito, en la segunda etapa de la Costa Brava Xtrem Running, una carrera que salía de Blanes i llegaba a Port de la Selva por etapas. En mi caso unos "amigos" de TV3 y Jaume Tolosa me convencieron, y no cuesta mucho, de participar en la segunda etapa de 40 km con salida en Sant Feliu de Guixols y llegada en Tamariu por caminos de ronda, utilizados antiguamente por contrabandistas, piratas, pescadores y guardias civiles. Tener el privilegio de poder saludar a Jaume, hacía más de un año que nos veíamos, desde la Marathon des Sables, valió la pena

Con un ambiente inigualable y animado por Anna del Xaloc y Roberto del club Matxacuca, ganadores de la primera etapa que me dieron mucha fuerza en la salida en la que tomé parte en último lugar, como correspondía a un no inscrito, como tenía que ser. También participó Pere Alsina de Sant Feliu de Guixols en la categoría Challenge. Paisajes inigualables y conocidos hasta Palamos y a continuación caminos impresionantes desconocidos como los de La Fosca, Platja Castells hasta Llafranch donde terminé la etapa ya que tenía una comida con unos amigos inaplazable, 33 km en 3h39', un buen entrenamiento para ser la tercera semana de preparación para la Al.Andalus Ultra Race del més de Julio.

Una carrera muy técnica con pequeños y contínuos desniveles en la que seguramente el año que viene me veré inmerso en la categoría Xtrem de 200 km en tres dias, eso si la alérgia al polen me lo permite.

Quedo muy agradecido a la organización ya que me han ofrecido avituallamiento igual que a los corredores inscritos y a Roberto por la fotos

viernes, 24 de abril de 2009

YAU Capitulo 4 - La noche más dura

Son las cinco de la mañana, me levanto como si me hubiera bebido dos botellas de bourbon, con la boca pastosa, un poco de dolor de cabeza pero sin molestias graves, parece que ha desaparecido aquel dolor de espalda que me machacó ayer. Me levanto y veo que mi compañero de cuarto ya ha marchado por lo que supongo que en algún momento he dormido profundamente, me incorporo y salgo al exterior del maravilloso “loft” en el que he dormido con la bolsa de las 100 millas y me dirijo al baño tras atravesar una zona repleta de nieve ya que el susodicho baño está a unos treinta metros en el exterior.

Cansado me quito la ropa y me lavo en una pequeño lavabo, veo algunas marcas en mi cuerpo debido seguramente a laceraciones al tirar de la pulca, me aseo y abro el “drob bag” para buscar ropa nueva para ponerme y hablar con la organización de cómo pueden llevarme al hotel de Whitehorse, ya tengo asumido que no hay nada que hacer cuando de pronto, entre la ropa aparece un objeto al que le tengo un gran aprecio, una barretina, una vieja barretina que no se como llegó allí, instintivamente me la pongo en la cabeza y me miro al espejo, ya no veo a aquel tio desconocido de la foto, aunque no hago la mejor cara del mundo me doy cuenta que tan poco estoy tan mal físicamente, ya no me duele la espalda y de pronto aparece una fuerza desconocida, un compendio de rabia, excitación y poder, “Que collons” y si sigo una etapa más, me pregunto, la respuesta es obvia…...adelante, ¿Qué se han pensado estos tipos de la organización?, que pueden ningunear a un Catalán cabreado, pues no.

Vuelvo a la habitación y recojo rápidamente todos los bártulos, con una fuerza inhumana que me llenaba totalmente, salgo a la calle y voy al bar del hotel, con mucho cuidado me pongo toda la ropa que allí había dejado para que se secara y vuelvo a salir al exterior para ver el trineo, que está lleno de nieve, cojo los termos para llenarlos de agua. El motorista, dueño del hotel me mira por encima de sus gafas mientras me dice donde puedo coger el agua caliente, debería pensar que estaba loco, los lleno con bebida isotónica y me tomo rápidamente un café, son las seis y cinco minutos de la mañana, miro la pizarra donde se apuntan las clasificaciones i veo que está apuntado que me he retirado, lo tacho con un rotulador y marco “hora de salida 06:05h”, ya no hay vuelta atrás, otra vez estoy inmerso en una sensación de alegría y determinación, con la barretina puesta en mi cabeza salgo a la calle, aún es de noche, no hay nadie de la organización y lanzando un improperio al cielo “a la mierda!!!” empiezo a colocarme el arnés y cantando alegremente “Els Segadors” entro en la noche que me envuelve, ni se me ocurre mirar atrás, para que.

Empiezo siguiendo una senda que ha quedado llena de nieve, me cuesta un poco más de lo normal arrastrar estos 40 kg que ya son un apéndice de mi. Con pasos suaves sigo avanzando por el sendero, hay que calentar despacio . Merecía la pena continuar solamente para poder ver aquel paisaje, un estrecho camino rodeado de árboles mientras un blanco plomizo indicaba que estaba saliendo el sol, me giro para ver el paisaje tan majestuoso y veo que detrás mío hay otro competidor que aprovecha mientras estoy comiendo para saludarme y pasarme, cruzamos unas palabras y sigue adelante con cara de determinación. Con un poco de lomo de C’an Deulofeu que me ha dado un poco más de fuerza continuo acelerando el paso, pienso en mi amigo Javi, ayer cuando estaba destrozado pensó que mientras el dolor no fuera tan intenso había que aprovechar para tirar más fuerte y así lo hago. Empiezo a acelerar y al poco rato veo a lo lejos el corredor que me había pasado hacía un rato que está atravesando un gran lago, la fuerza y determinación hace que saque unas fotos y grave un par de videos con la cámara de fotos ya que la de TV3 la lleva Javi. Uno de ellos haciendo reflexiones y otro cantando el himno de C’an Barnés “ somos la colla de cal Barnes, somos la crema la rama en flor…..y visca el Barça”, la música ha sido uno de mis acompañamientos en tanta soledad, juntamente con la música de Morcheeba alternaba con una canción de Kiko Veneno “ Pata palo , es un pirata malo, que come pulpo frio y bebe agua del mar…lalala…..”. En estos momentos mi ánimo estaba al 100% y mi ritmo cada vez era más vivo hasta llegar al lado del otro corredor, un saludo rápido y como si me hubieran puesto un cohete en el culo sigo adelante, creo que puedo terminar esta carrera de locos. Estoy siguiendo el curso de un río y a los lados un blanco manto cubre todas las superficies, solamente unas marcas de pasos de animales rompen esta monotonía. El sol hace acto de presencia y me regala un día maravilloso que aprovecho para parar, beber un poco de agua y comer un poco de pasta ya que no quiero que otra vez venga el “hombre del mazo” y me de otra bofetada, antes de iniciar la travesía hago unas fotos.

He dejado el cauce del primer lago y empieza una gran cantidad de subidas y bajadas, en una de ellas incluso tengo que ponerme los grampones para poder subirla, sigo viendo las marcas de los perros de la Yukon Quest que ahora están en una zona con muchos árboles con una pista muy sinuosa que alterna unas buenas subidas con unas bajadas que hago corriendo para que el trineo no me pase por encima, creo que estoy llevando un buen ritmo aunque a parte del mapa que llevo encima no tengo otra indicación de los kilómetros recorridos. De prono aparece una imagen majestuosa, intimidaba tal grandiosidad, era un gran lago , hay tantos que en el mapa no salían los nombres de estos, tenía una isla en medio y a lo lejos, muy a lo lejos se distinguía una figura que avanzaba por aquel mar de hielo. Pongo los pies en el lago tras una vertiginosa bajada, pienso que tiene que ser seguro ya que solamente veo la marca del trineo del corredor que me antecede. Ya es medio día y tomo la decisión de acabar de pasar aquel lago y después parar para deshacer un poco de nieve, el sol me obliga a volver a ponerme las gafas de sol y con determinación camino rápidamente, solamente me paro para quitarme las fundas de los pies y una capa de ropa para ir más rápido ya que ha empezado de nuevo a dolerme la espalda, estos tramos técnicos me han hecho mella. Seguramente calculé mal y debería haberme parado antes pero ya estaba en medio del lago, a mi derecha veo una cueva encima de una gran pared, como hubieran disfrutado mis amigos del Matxacuca escalándola, seguramente allí debería vivir el oso Yogui, me rio mientras sigo por aquel imponente paisaje.

Los pensamientos de mis amigos hacen aparición y reflexiono sobre el discurso que tengo que preparar para la boda de mi amigo David Camps que tengo que hacer a la vuelta , camino paso a paso pensando en todos ellos para que me acompañen en esta aventura, es una manera de tener la mente ocupada y hacer unos pasos para todos aquellos que me han ayudado o han significado algo importante en mi vida, pienso en mi família. A lo lejos veo que se termina el lago y me siento más aliviado ya que estoy consumiendo las últimas reservas de agua de que dispongo y no es plan hacer fuego encima del hielo del lago, media hora más tarde llego al final del lago y me siento encima de la pulca para comer mientras estoy fundiendo la nieve, miro el mapa y veo que estoy aproximadamente en la mitad de la etapa, quedan 30 millas.

Ya tengo el lago en el saco así que otra vez estas fastidiosas subidas y bajadas, algunas de ellas auténticos muros con hielo que con paciencia voy pasando, el dolor sigue en aumento y meto mano a la farmacia con un “inacid” y un protector de estómago. Pienso que he acertado saliendo en esta etapa ya que si no puedo seguir puedo meterme en el saco, ponerla cinta fosforescente que nos ha dado la organización y esperar a que vengan a buscarme, parece más honroso que abandonar aunque sigo con la idea fija de llegar como mínimo a Cramaks. Subir y bajar en un terreno propio de un circuito de motocrós con aquellos fastidios dubbies que castigan la espalda y las articulaciones. Centro mis pensamientos en cualquier parte de mi cuerpo que no esté maltratada para mitigar el dolor, es un consejo que me dio mi amigo y fisio Vadim y que funciona bien, además de tener la mente en blanco, nunca mejor dicho, para caminar automáticamente con el piloto automático, al menos en los lagos.

Una bajada más y llego al Coghlan Lake, el más largo del día, en el centro me espera una agradable sorpresa, Cyd, la esquiadora de faz imperturbable está en medio del lago sentada encima de su pulca mientras tomaba una taza de te, me invita y me siento en mi trineo, miro alrededor, estamos totalmente solos, si hubiera sido una cita romántica habría sido la mejor de mundo, le explico este pensamiento y se ríe, ahora está más relajada y bromeamos sobre las paradojas de la vida que nos han llevado a este lugar, su hermano va muy retrasado y está muy tocado físicamente y ha decidido esperarlo para pasar la noche al final de lago montando la tienda de campaña. Decido seguir y me despido, parece que me estoy encontrando mejor, la cita y el antiinflamatorio han hecho maravillas. Llego al final de lago cuando a mi espalda oigo el ruido de una moto de nieve, me paro y hablamos un momento, me dice que faltan unos 30 km para legar al CP, me parece mucho, estaba convencido que estaba más cerca del CP4 de Ken Lake, habrá que conformarse pienso, la noche se acerca y su oscuro manto me cubre y me introduce en el mundo de las tinieblas, se ha levantado un poco de viento y esto no son buenas noticias ya que la sensación de frio se intensifica además de poder perder la senda por el movimiento de la nieve.

He calculado que alrededor de la media noche puedo llegar al CP4, siempre que las condiciones no empeoren. Ahora estoy resiguiendo el cauce de un rio con algunos lagos como el de Erank que lo paso por la izquierda, el tiempo va empeorando hasta que entro en una zona de árboles que mitigan estas sensaciones. El dolor ha vuelto a aparecer y esta vez parece que va a quedarse, me resigno y sigo con las subidas y bajadas, muy incómodas por cierto. Son las diez de la noche y estoy pateando desde las seis de la mañana, parece mentira como aguantan mis piernas que no me han dado ningún problema, los entrenamientos que mi amigo Jospe Carballude me ha preparado están dando sus frutos y esto me alegra. A las once llego a un lago, miro el mapa y veo que probablemente será el penúltimo, miro mis escasas reservas de agua y calculo, muy mal por cierto, que puedo pasar este lago sin problemas. Entro en una zona descubierta del viento y las ráfagas impactan en mi cara como bofetadas, a cada paso parece que la nieve se va hundiendo más y cada vez me cuesta avanzar, el trineo cada vez es mas pesado y tengo dificultades en ver las marcas de la senda que casi ha desaparecido, suerte que no nieva, pienso. De pronto me hundo hasta la cintura, un pensamiento cruza mi cabeza, ¿será suficiente la capa de hielo?, si no es así ya estoy perdido., me sereno de pronto ya que delante de situaciones límites la tranquilidad es lo primero que se tiene que poner en práctica ¿Qué haría Javi en este caso?, intento volver a las marcas pero sigo hundiéndome, me quito el arnés y me pongo encima de la pulca que está hundida casi un palmo y rápidamente me pongo las raquetas, me cuesta alcanzar la verticalidad y lo consigo. Hago balance de la situación y me doy cuenta que algo de nieve ha entrado entre el cubrebotas y las zapatillas, con mi frontal intento encontrar el final de aquel lago y las marcas se ven muy poco. Con mucho trabajo empiezo a avanzar por aquel infierno, al lado veo árboles pero no distingo ningún sendero, llego hasta el final e intuyo una zona despejada con árboles, haré fuego, pienso, penosamente salgo y me encuentro otra vez con un sendero, aunque no hay marcas supongo que no puede haber otro.

Enseguida me pongo en marcha para solucionar el problemas más grave, la nieve en la botas se está deshaciendo y podría congelarse por lo que rápidamente arranco unas pequeñas ramas y arranco unos árboles que están muertos, a la izquierda de la pista monto la improvisada fogata que intento encender con un tubo de gel inflamable que llevo en la pulca, pruebo de encender el mechero y no funciona, parece congelado, lo froto con fuerza para intentar que se ponga en marcha, seguramente este momento es uno de los más tensos de esta aventura, cojo el otro encendedor y tampoco funciona, al final consigo encenderlo, menos mal, una pequeña llama va prendiendo las ramas más pequeñas, acerco mis frias manos para calentarlas y poco a poco voy añadiendo ramas más gruesas que he ido cortando con la sierra que compramos en Whitehorse, añado otros troncos impregnados con el gel inflamable, por fin noto la radiación del calor. Me siento encima de la pulca y saco unos calcetines de recambio, dedo a dedo me pongo los injinji plata, parece que me estoy recuperando.

En todo este proceso que ha durado dos horas no he bebido nada y mis reservas están muy bajas, la tensión me ha mantenido despierto, intento levantarme cuando la cabeza me da vueltas, estoy entrando en una bajada de glúcidos de una manera alarmante, me concentro y voy al trineo a buscar el botiquín, suerte que lo tenía a mano, reflexiono rápidamente y decido inyectarme el Glucagen, remedio de emergencia para situaciones extremas, agradezco a Marina Basart que me preparara este botiquín, esto me dará unos minutos de lucidez para tomar las decisiones más correctas, mi pulso se acelera, supongo que sería por la excitación y el efecto de este medicamento. Cojo la pala, el fogón de Primux y pongo rápidamente a deshacer nieve, la primera me la tomo un poco fría con Powergym y cómo un gel energético y una barrita. Parece que se ha solucionado el problema pero decido que continuar en estas condiciones no es lo más acertado y después de llenar los dos termos y una botella cojo la pala y preparo un sitio donde poder descansar un rato, la funda, la alfombrilla y el saco. Rápidamente me quito el plumas y me pongo con los zapatos dentro del saco con un termo a mano para ir bebiendo y una botella vacía para poder orinar.

En el saco pienso en todo lo que me ha pasado, como he reaccionado y como empiezo a sentirme bien, estoy totalmente adaptado al medio y se todo lo que tengo que hacer en cualquier momento, las enseñanzas de Javi han servido a la perfección. Poco a poco va apareciendo el dolor de espalda, parece que el cuerpo sabía que había cosas más importantes que hacer que molestarme con esta minucia comparada con los problemas que tenía. Poco a poco mi corazón se ha tranquilizado y empiezo a concentrarme para poder descansar y repasar mentalmente los próximos movimientos, que serían al cabo de unas horas, escaneo mi cuerpo mentalmente para valorar mi estado y poco a poco mis ojos se van cerrando, son las tres de la noche, hace 19 horas que salí de Barenbourn.

Aún es de noche son las seis y poco a poco me voy desperezando, hace mucho frio y tengo que tomar una decisión y levantarme cuanto antes, repaso los movimientos que tengo que hacer y busco con la mirada donde tengo todas las cosas que necesito, la ropa está entre el saco y la funda y la pulca a mi lado. Rápidamente me levanto y realizo todos los movimientos que había previsto previamente, bebo un poco de agua y noto un “run run” en las tripas, habrá que hacer de vientre, busco una toallita y me pongo al tema, ha sido muy rápido, más tarde pensé que la adaptación hace que las operaciones fisiológicas más problemáticas se hacen tan rápidamente para evitar que partes sensibles estén más tiempo del necesario en contacto con el frio, imaginaros que se congela el submarino jejeje… . He cargado todo el material en el trineo y empiezo a andar ya que he cogido un poco de frio, a los cinco minutos ya estoy bien, otra vez los cantos de guerra, estoy muy contento y feliz, estoy donde quiero estar y me siento bien y muy fuerte, tanto como aquellos buscadores de oro los leñadores de camisas a cuados que partían un árbol de un golpe de pulanski.

Caminando por un estrecho sendero con las consiguientes subidas y bajadas que castigan mi maltrecho cuerpo llego al Ken Lake, esto espero, pero no me importa no tengo prisa, quiero aprovechar hasta el último minuto de esta aventura. Avanzo con paso decidido por este intenso mar cuando a lo lejos veo una figura en un montículo encima de una colina que mueve los brazos enérgicamente, hago lo mismo, ¿Será Javi?, lentamente me voy acercando y poco a poco voy distinguiendo una figura vestida de color rojo, ya no hay duda es Javi que baja de un empinado camino, nos abrazamos como si hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos, lo abrazo y con la emoción me pongo a llorar “que putas las he pasado” le digo, “estaba muy preocupado por ti al ver que no llegabas”, me dijo. Me ayuda a subir aquel muro de hielo para llegar al CP4 donde había una pequeña casa de madera, me dice que lo van a evacuar rápidamente ya que no puede continuar ya que la lesión se le ha agravado mucho, le digo lo mismo y entro en la cabaña donde poco a poco me voy quitando la ropa ya que hace una buena temperatura y me pongo al lado de una estufa de hierro, me ofrecen una taza de caldo y me preguntan como estoy. Con toda la serenidad de una decisión totalmente reflexionada les digo que no puedo seguir en carrera, la espalda me está doliendo mucho y no creo que pueda llegar al próximo control que estaba a solo 40 km. Con Javi nos explicamos el día y las aventuras que hemos pasado, conversamos alegremente mientras me como un trozo de “mus” (alce) con los controles que son una señora de Whitehorse y una pareja de Rumanos que hace más de veinte años que viven en Canadá.

La aventura no se ha acabado próximamente redactaré el post de la evacuación y las consiguientes aventuras hasta llegar al hotel de Whitehorse bastantes horas más tarde y las consideraciones finales.

Un abrazo a todos los seguidores

viernes, 17 de abril de 2009

La musica de la carrera

Creo que cada carrera tiene su música, y esta vez he tardado mucho en encotrarla, justo hoy y gacias a Rac105 TV la he hallado. Horas y horas tarareando una música desconocida cuyo nombre no tenia ni el minimo conocimiento pero que martilleaba mi mente muchas veces mientras estaba en solitario por las tierras Árticas, una canción que me daba mucha alegría cuando la tarareaba, solo recordaba las primeras estrofas, aunque supongo que fué en el avión cuando esta canción se introdujo en mi mente. Morcheeba "Rome wasen't built in a day" (Roma no fue construida en un día), el título casi lo dice todo, horas y horas de entenamiento para poder llegar a un objetivo, pasearme por la tierras del Yukon. Parece mentira pero las casualidades marcan nuestra vida y esto es otra muestra. Disfrutad con el vidoclip.

jueves, 16 de abril de 2009

YAU Capitulo 3 - Hoy me toca a mi estar mal

Para ver otro punto de vista de la misma experiencia podéis visitar el blog de Javi Subias:

http://javibarbastro.blogspot.com/

La noche me envolvió y perdí de vista a Javi, las lágrimas de rabia se me habían congelado pero mi mente seguía dándole vueltas a tan desagradable suceso. El maestro me había dejado solo, aunque con todos los conocimientos necesarios para seguir sobreviviendo en unas condiciones extremas, transitando por un estrecho sendero entre pinos sigo pensando en Javi, como se sentirá, ¿debería haberme quedado un poco más?, preguntas que martilleaban en mi cerebro seguramente debido a que la conexión que se establece entre los corredores, que tienen en común un mismo reto u objetivo, es impresionante, va más allá de cualquier sentimiento conocido ya que eres consciente de todo el sacrificio, entrenamientos con multitud de horas en soledad que ha tenido que hacer para llegar a aquel punto de la aventura.

Con tantos pensamientos y un sendero muy entretenido se me fue pasando el tiempo, hasta que de pronto veo a mi derecha seis puntos rojos entre los árboles, muy al fondo entre la maleza, se mueven, ¿serán los lobos?, supongo que si lo son tendrán más miedo que yo, me imagino a unos pobres animales sorprendidos por una intensa luz de un solitario aventurero arrastrando un extraño aparato, yo me asustaría. Los ojos se mueven en la noche y desaparecen en la oscuridad como almas que se lleva el diablo. Sigo avanzando, me doy cuenta que cada vez hay menos señales en el camino, no hay mucho problema ya que solamente hay una senda pisada. Sigo adelante con mis pensamientos, intentando positivizar al máximo la situación que estoy viviendo, reflexiono sobre la suerte que tengo de estar allí, solo y preparado para casi todo, pero al trazar una curva veo otra vez un montón de pequeñas luces centelleantes, yo dirá unas veinte, ¿Se habrán reunido los lobos para darse un banquete?, soy poca comida para tantos cánidos ya que he ido perdiendo bastante peso por el camino, empiezan a ladrar como locos pero no se mueven, les enfoco con la luz y veo una moto de nieve aparcada a la derecha, con el frontal repaso todo el terreno de mi alrededor y vislumbro otra moto y un tiro de perros, menos mal, mis castigados huesos ya están a salvo.

Aún es de noche, sigo transitando por la sinuosa pista, casi todo el rato de bajada lo que permitía un buen ritmo, cada vez habían menos señales y seguramente llevaría media hora sin ver ninguna cuando me asalta la duda de haberme equivocado de camino, la única posibilidad era que cuando encontré el tiro de perros hubiera un cruce, sopeso esta situación y decido seguir adelante diez minutos más, ansiando encontrar las señales de la organización pero no hay suerte y decido dar la vuelta hasta el cruce, tardo unos cuarenta minutos y verifico que no hay otro camino, esta vez los perros ni han ladrado, menos mal, solo me habría faltado que hubiera despertado a los mushers y me hubieran dado la bienvenida con un cartucho de sal . Este sendero se remonta a la Fiebre del Oro y actualmente tiene una utilidad más lúdica para hacer excursiones en moto de nieve. Hace algunos años esta pista fue reconocida como parte de la Trans Canadá Trail.

Empieza tímidamente a salir un poco de luz y poco a poco, perezosamente, se va levantando el corto día, enfadado por las casi dos horas que he perdido siguiendo las marcas decido pararme a comer un poco de este jamón de “C’an Deulofeu”, fuente de vida y energía y a preparar una bolsa de frutos secos para ir comiendo por el camino, mientras admiro el maravilloso paisaje veo a lo lejos una figura que se acerca lentamente, no distingo quien es pero decido esperarlo pensando que podría ser Javi, aquella figura se va acercando y ya puedo distinguir una chaqueta de color Ferrari, ¡!!!Ya no hay duda!!!!, grito, Javi y veo que levanta los palos, nos abrazamos efusivamente, no hay palabras para poder describir esta alegría. Incrédulo le pregunto cómo es posible recuperarse en tan poco tiempo, hace muy buena cara aunque los esfuerzos de estos días hacen mella en nuestras facciones. Me explica que la enfermera de “Dog Grave” que nos estuvo mirando los pies, para descartar congelaciones, le había dado una píldora maravillosa que le había recuperado de los intensos dolores de la cadera, me dice que no hay que parar ya que no sabe lo que va a durar el efecto y que quiere llegar cuanto más lejos posible, le pregunto si le han dado otra para cuando termine el efecto o el nombre de las pastillas para pedir otra en el próximo control, me dice que no lo sabe, nos volvemos a poner en marcha, otra vez en procesión, esta vez encabezo el grupo . Hace frio y el día es un poco gris, parece que ha terminado la bajada y empezamos a subir por unas cuestas cuando de pronto Cyd, la guapa esquiadora de Whitehores que se para a nuestro lado, trasmite una fuerza excepcional, hablamos un poco en “Espanglish” y nos dice que su hermano va bastante rezagado ya que va muy cansado, Cyd se va alejando hasta que desaparece tras un bosque.

De pronto empieza a nevar, solo faltaba esto, aquellos nubarrones grises por fin descargaban su gélida carga, en silencio seguimos avanzando, ahora Javi lleva la delantera y me dice que quiere apretar un poco la marcha para llegar lo más lejos posible antes que se despierte su cadera. Poco a poco desaparece aunque durante más de dos horas lo veo entre los árboles, por fin ha parado de nevar y sale un sol radiante que hace que incluso tenga que ponerme las gafas de sol para evitar que se me quemen las retinas, me paro para buscar un poco de colirio debido a que tantas horas despierto además del sol me han irritado los ojos, está totalmente congelado y me lo pongo entre la primera y la segunda capa, noto su gélido tacto pero me pongo en movimiento para aumentar la temperatura corporal mientras me hidrato con la bebida isótónica que me había preparado en “Dog Grave”. Sigo subiendo y el paisaje va cambiando, ya no hay tantos árboles y parece una pista de esquí, a lo lejos veo a Javi que acaba de pasar por una caseta, es un refugio para casos de emergencia y no está cerrada, la pista se está ensanchando por lo que supongo que ya debe quedar poco para Braenburn Lake, que equivocado estaba. La radiación solar hace que me quite una capa de ropa para evitar sudar mucho y que se congelara más tarde. Y aprovecho para ponerme el colirio. Noto que me estoy deshidratando y decido parar a la izquierda para comer algo y derretir un poco de nieve, como un autómata pongo la pala en posición horizontal y encima monto el hornillo y lleno la cazuela con nieve en polvo, lo tapo y espero que se derrita la primera parte de la nieve, al cabo de unos cinco minutos ya está hirviendo y la trasvaso a otra cazuela donde introduzco la bombona de Primux , a partir de este momento el fuego empieza a salir con más fuerza y me facilita poder derretir mas nieve con más rapidez, este Javi es un fenómeno, lleno los dos termos con Powergym y me tomo un antiinflamatorio ya que la espalda empieza a dolerme, mientras lo hago llega el segundo esquiador, pasa como una bala ya que hace bajada, nos saludamos y nos damos ánimos mutuamente.

El sendero es ancho y bien cuidado y va haciendo unas subidas y bajadas que empiezan a molestarme en la espalda, esperemos que el “inacid” haga pronto su efecto, a la izquierda veo lo que intuyo un lago y en el sendero tengo que atravesar zonas con mucho hielo, con cuidado y sin necesidad de ponerme los grampones rápidos y los paso sin dificultad. Serian las cinco de la tarde cuando me pasan unas motos de nieve de la organización que me dicen que faltan unos 15 kms, mucho más de lo que yo pensaba, que le vamos a hacer hay que adaptarse y suerte que tengo aún un termo lleno, espero llegar al CP con este litro de agua, ya será justo, pienso. Sigo por el sendero que se va empinando, a los lados hay muchos árboles, parece un camino que transcurre por la Cerdanya que lleva a las estaciones de esquí de fondo, mientras estoy pensando en esto empieza a oscurecer y paro otro momento para buscar el frontal, he llegado justo a tiempo ya que pocos instantes después la noche me abrazaba, en aquel momento me di cuenta de la magnitud del silencio que me atrapaba, ya no estaba contento debido a que valoraba mi estado en general, que no era bueno, el cansancio había hecho mella en mi y mis maltratados huesos me estaban doliendo mucho, decido tomarme un Nolotil para amortiguar el dolor de espalda que cada vez me está dando más complicaciones.

Sube, sube, sube, cada vez hay más “dubbies”, como si fuera un circuito de motocrós debido a los acelerones de las motos de nieve, me están machacando, ahora estoy pasando uno de los peores momentos de esta aventura, el dolor, la soledad y el cansancio cada vez me preocupan más, tenebrosos pensamientos me están viniendo a la cabeza, ya no puedo más y creo que voy a abandonar, no merece la pena sufrir tanto, he venido a disfrutar y solo espero llegar al CP y descansar. Son las diez de la noche y llevo 16 horas seguidas pateando. Llego a una gran explanada con un cruce de caminos, a la derecha hay marcas de la carrera por un estrecho sendero que me conducen a una bajada espectacular de unos cincuenta metros que tengo que hacer corriendo ya que el peso del trineo me obligaba a ello, al final un lago y unas luces, me imaginaba que solamente tenía que atravesarlo y que terminaría la pesadilla, me siento encima de la pulca y hago una foto de mi cara para ver como estoy, la miro y veo reflejada en la pantalla unas facciones desconocidas, ¿quién era este tipo?, tenia los pómulos hundidos y los ojos salidos, me fijo en la gorra que lleva….. era la mía, nunca me había sentido tan mal, estaba destruido física y psíquicamente, la espalda me dolía horrores pero a lo lejos vislumbraba aquellas candelas, ¿sería Barenbaum?, me levante y despacio empecé a avanzar por aquel gélido lago, poco a poco fui apretando el paso, tenía muchas ganas de llegar.

Llevo 18 horas y llego al final del lago, a partir de ahora será pan comido, pienso, cuanto me equivocaba, unas subidas en las que tenía que apretar de riñones para llegar a la cumbre y otra vez para abajo corriendo para evitar que el trineo me arrastre, ya no veo las luces y estoy totalmente KO, como un boxeador sonado que sigue encima del rin, no se sabe cómo pero está de pie, mientras se tambalea, intentando dar un puñetazo a una sombra imaginaria que no existe, así estaba yo, con un solo objetivo en mi mente, llegar al final y mandarlos todos a … no sé donde, “Esta carrera de locos” que decía Jordi Abueso en la Marathon de Sables cuando llego un día a la meta con la nariz sangrando y con una cara de dolor extremo me vino a la memoria, supongo que estaba delirando un poco o mucho. Son las 8 de la noche cuando vuelvo a ver la luz que ilumina una casa, por fin he llegado, pero mi meta me guarda una sorpresa, Javi se está preparando para salir, más tarde me enteré que no se quedó a dormir. Nos abrazamos y le digo que ya no puedo más, ahora me ha tocado a mi sufrir, el me dice que hace un par de horas que ha llegado, que descanse y que decida entonces que es lo que tengo que hacer, hace mucho frio y algo de viento, Robert nos hace una foto y me parece que le di un grito de ánimo y que terminára la aventura por mí, se aleja entre las brumas y desaparece en la noche.

Entro el Braenbourn Lodge, hay corredores que están al lado de la estufa esperando calentarse para continuar, me saco la ropa y la pongo a secar, estoy tiritando. Se acerca Robert Polhamer y me da unos papeles, son mensajes de mis amigos, cuanto me alegran ya que es un gran motivo de alegría poder ver que tus amigos se preoucupan por tu salud, y le digo que ya no puedo más, que estoy destruido, me dice que hago mala cara y que vaya a comer algo y vaya a descansar lo antes posible, es un cachondo este Robert. Una mujer de amplias caderas se acerca y me dice que quiero comer y me da una carta para que elija, el plato estrella es una hamburguesa gigante, la pido además de una cerveza, que engullo rápidamente y pido otra, hay que hidratarse. Veo en una pared la lista de corredores y sus tiempos, supongo que pronto apuntarán mi abandono.

Este extraño local está situado al lado de la carretera de Whitehorse a Fairbanks y está regentado por Lee y Steve, este último de unos 150 kg en canal, con un delantal sucio y con una espesa barba, imagen de un motorista que más tarde confirmo mientras miro en el local las fotos de moteros por doquier. Cuando se sienta lee un libro y nos mira encima de sus gafas incriminando lo locos que estábamos de hacer este tipo de barbaridades, tampoco estaba muy equivocado. Me llevan una hamburguesa inmensa, nunca había visto una tan grande, necesitaría diez bocas como la mía para darle un bocado, ahora, si hubiera sido igual de buena que de grande hubiera sido un éxito y no era sí. Al lado de la estufa veo que mis ropas están humeantes y las separo un poco, voy comiendo con desgana además de reafirmarme en dejar aquella carrera. Pregunto dónde puedo descansar y me dicen que está fuera en un anexo, dejo la ropa secándose y cojo algunos bártulos, el resto está en la calle en el trineo mientras nieva. Me acompañan a la habitación y me dan el “Drop bag” (bolsa que podíamos dejar en las 100 millas), al menos podría comer algo y ponerme ropa seca. La habitación era minúscula, de unos seis metros cuadrados con dos camas y unas maderas que hacían el hecho de armarios, la habitación está muy mal pintada y suerte que llevo el saco, al menos en estos sitios tan frescos no hay pulgas, hay un cuadro horrible que parece una especie de animal con grandes ojos pintados con peor gusto. Me siento en la cama y me doy un masaje a las piernas y me tomo un antiinflamatorio y como algún fruto seco e intento dormir, el dolor no me lo permite y permanezco estirado durante mucho rato con la luz encendida, suerte que no tengo calambres. Al cabo de una hora llega otro competidor y se pone a descansar, apagamos la luz y poco a poco el mundo va desapareciendo de mi vista, por fin estoy descansando, veremos cómo me despierto dentro de un rato. Mañana será otro día y esperemos que sea mejor que hoy.

miércoles, 8 de abril de 2009

YAU Capítulo 2 Ya estoy adaptado


No recuerdo la hora pero de oigo un movimiento en el exterior, Javi se está preparando para salir. Abro la funda y saco la cabeza, como si me hubieran dado un puñetazo, el frio exterior entra en mi nariz que hiela rápidamente los pelillos, lo veo que se incorpora y rápidamente hago lo mismo, salgo al exterior y me doy cuenta que un zapato ha quedado fuera de la funda, con las prisas, pienso, pero este ha sido un gran error, el tercero, esto no tiene que volver a pasar, rápidamente, no hay que perder tiempo, me visto poniéndome encima de la funda, con algo de nervios me pongo los zapatos, menos mal que el frio es seco y el zapato no se ha convertido en un bloque de hielo, me lo pongo y rápidamente me pongo a andar alrededor del campamento improvisado para ir calentando los pies,al final no ha sido tan grave pero indica que no tengo que dejar nada al azar, este pensamiento me tensionará durante toda la aventura.

Ya estamos vestidos y en orden de marcha, aún es de noche y empezamos a caminar despacio para no sobrecargar las articulaciones, que aún están frías, por un sendero que serpentea entre los árboles iniciamos la etapa de hoy, estoy muy contento, ya he pasado la primera noche, sigo vivo y una gran excitación invade mi cuerpo, ya estoy adaptado ¡!!!, pasamos silenciosamente al lado de unos competidores que están durmiendo al lado del camino, han hecho con una pala una pequeña explanada al lado del camino para montar dos tiendas de campaña. Seguimos adelante y hacemos algunas filmaciones para el reportaje de TV3 y TV Aragón, el día es muy bonito y nos encontramos con un terreno con muchas subidas y bajadas, vemos los restos del vivac de los corredores de la Yukon Quest, restos de paja en a nieve para salvaguardar a los perros de las extremas temperaturas y agujeros en la nieve con trazas de haber realizado una pequeña fogata. Javi se adelanta, veo que se va alejando y me quedo solo pero tranquilo ya que estoy preparado para cualquier vicisitud que pueda ocurrirme. La radiación solar y un cielo despejado sin nubes ofrece unos paisajes bestiales, en el cielo diviso un pequeño avión, lejos, muy lejos, estamos muy apartados de cualquier centro habitado. Fisicamente estoy muy agotado pero tengo la mente al 130% lo que me dá un seguridad en mi mismo que pocas veces he podido disfrutar, las piernas me están aguantando muy bien aunque la espalda está muy tensionada por estas subidas y bajadas arrastrando el trineo que se ha convertido en un apéndice de mi. De golpe aparece una figura en el camino, un zorro, lustroso y con el pelo brillante, que me mira indiferente, parece que sea lo más normal del mundo y no me he alterado ya que la majestuosidad y la indiferencia de este animal me ha dado la sensación de formar parte de este paisaje tan duro, supongo que los dos sabíamos que no implicábamos ningún peligro, le guiño un ojo como señal de complicidad y continuamos nuestro camino por la sinuosa y estrecha pista por la que circulamos, esta imagen la recordaré como una de las más bonitas que he visto en mi vida. A los pocos metros veo varias trampas para animales, no en vano estoy en zona de tramperos y por ello creo que mi amigo zorro no debe pasar hambre aunque su brillante piel puede convertirse en un abrigo para cualquier dama de la jet-set si es cazado , estas imágenes me dan una visión de lo grande que es el territorio Yukon. Se ha acabado el temor y camino alegremente, cada vez voy más rápido, de pronto, a mi espalda oigo un ruido, una moto de nieve, me aparto en un pequeño recoveco para dejarlo pasa y hablamos un momento, tiene el aspecto de un buscador de oro, enfundado en un abrigo de pieles, frondosa barba y una profunda mirada, me pregunta que es lo que hago allí y me ofrece un poco de te y me explica que lleva a dos turistas de excursión que están al llegar, la generosidad que desprende es bestial y me indica que quedan unos veinte km para el CP2 Dog Grave, a continuación pasan dos tiros de perros que van siguiendo la Quest, estos breves encuentros se irán repitiendo a lo largo de la aventura cosa que interrumpirá, agradablemente, las muchas horas de introspección que llenan las muchas horas en solitario.

Me doy cuenta que no tengo mucha agua, y esto es un problema en estas tierras, encuentro una zona donde puedo dejar el trineo y buscar la cazuela y el quemador que funciona con una mezcla de butano/propano, para evitar que se hiele, pongo la pala debajo y lo enciendo, cojo un puñado de nieve y tapo la cazuela, poco a poco iré añadiendo mas nieve mientras como un poco de lomo de “Can Deulofeu” y unas frutas secas que traigo. Mientras estoy enfrascado en hacer el agua veo una sombra a mi espalda, me sobresalto un poco, no es un lobo, menos mal, es un gran perro de color blanco, que demonios estará haciendo allí pienso, le doy un trozo de lomo y nos hacemos amigos mientras lo acaricio, ¿Qué puede hacer un perro en estas tierras?, tal vez sigue el rastro de una de las hembras de los dos tiros de perros que han pasado hace un par de horas. Ya he solucionado el tema del agua y estoy a punto de reemprender la marcha cuando llega una esquiadora que participa en la carrera, me dice que detrás llega su hermano y que le diga que lo esperaré en Dog Grave.

Sigo adelante y después de una zona de subidas y bajada llego a una larga cuesta, con el peso del trineo me cuesta avanzar pero sigo adelante, a la mitad veo que una figura se acerca, es Javi otra vez, hace mala cara, ¿Qué te pasa?, le pregunto, me parece que me he lesionado, me duele mucho la cadera, me dice. Estamos aproximadamente a unos 8 km del CP y otra vez avanzamos juntos, esta vez más despacio ya que las subidas y bajadas son continúas, pienso que el resto de la aventura será así, nada que ver con las perspectivas de un terreno bastante llano. Poco a poco cae la noche y vemos un rótulo que indica que solo faltan cinco km, unos 45 minutos mas tarde llegamos a una especie de cruce de caminos donde hay una tienda de lona con una chimenea en medio que me recuerda donde dormían los antiguos buscadores de oro.

Al lado de la tienda se ven algunos vivacs y aparcamos el trineo, enseguida entramos en la tienda donde hay dos chicas, una de ellas enfermera de la carrera, que muy amablemente nos ceden una silla para poder reposar nuestros cansados cuerpos y entrar en calor mientras nos ofrecen un liofilizado, nos quitamos los cubre-zapatos que ponemos al lado de la estufa y me quito el soft-cell que está totalmente tieso y congelado, lo cuelgo a una cuerda que hay en la tienda junto al pantalón de goretex y el forro térmico, me cambio la ropa interior superior y como el liofilizado, que sabe a rayos, y una taza de chocolate que repito ya que este calor interior me vendrá muy bien para pasar la noche. En la tienda de campaña estamos dos canadienses, los de la organización y nosotros, al cabo de una hora llegan dos corredores mas y les cedemos nuestro lugar para que puedan calentarse mejor, veo reflejada en su cara el cansancio y pequeños carámbanos en sus narices.

Javi sigue quejándose del dolor en la cadera y lo intento animar diciéndole que después de este banquete y una buena siesta se quitan todos los males. Rápidamente salgo al exterior de la tienda, hace mucho frio y como tengo la ropa en la tienda secándose voy más que rápido para montar el vivac, suerte del abrigo de plumas, ha sido el mejor textil que he llevado y que solamente lo utilizaba en las paradas como esta. Esta vez he montado el vivac como un campeón y sin ningún tipo de estrés ni nervios, he dejado la pulca al lado por si necesitaba alguna cosa por la noche y esta vez he tenido mucho cuidado de poner entre la funda y el saco los dos zapatos en una bolsa, el plumas y la hermilla térmica y el bote del pis que no falte ya que he bebido muchos líquidos para reponerme de tanto esfuerzo, me instalo y noto que la temperatura no es tan baja como el primer día, es mucho más agradable aunque me empieza a doler la espalda y tomo un antiinflamatorio para pasar la noche.

Como si lleváramos los relojes biológicos sincronizados nos levantamos a las cuatro horas, rápidamente, ya estoy habituado al medio y previamente he pensado todos los gestos y acciones que tengo que hacer para ir rápidamente a la tienda de la organización donde tengo la ropa y los dos termos que llené horas antes con agua, uno cono Powergym y otro con sopa, casi no cruzamos palabra alguna mientras nos incorporábamos pero en la tienda Javi me dice que no puede, que le duele mucho y que no se siente capaz de continuar, suerte que no hay espejos, lo animo ya que puede ser que por la noche haya dormido en una posición que haya agravado su lesión pero que a medida que se vaya calentando la musculatura será más llevadero, no hace muy buena cara, supongo que yo tampoco, suerte que no hay espejos. Como un poco mientras termino de acercar la ropa a la estufa, aún no está suficientemente seca. Al levantarnos vemos que uno de los corredores del equipo de los mediáticos (Así llamábamos al equipo inglés que hizo una presentación estelar de su proyecto en el partido Inglaterra-Italia del torneo de las Naciones de rugby, lo vimos en el Youtube) . Comemos un poco de la comida que llevábamos y vamos al exterior para preparar la salida, Javi no puede, lo espero un rato conminándole a que camine para calentar la musculatura, estoy preocupado por el ya que después lo que me ha ayudado en el primer día me parecería horrible que tuviera que abandonar, pasado un buen rato me dice muy que no puede continuar, sus ojos me dicen que está convencido y resignado a quedarse, no puedo hacer nada más y decido continuar, estas son las decisiones que más duelen en las carreras de ultraresisténcia, abandonar a un amigo, donde el compañerismo es el valor más importante ya que solo podemos contar con los demás corredores para corregir todos los errores y seguir adelante. Muy triste, me saltan unas lágrimas de rabia, me alejo en la oscuridad, son las seis de la mañana.

domingo, 5 de abril de 2009

Marc Trayter tercero en Lanzarote la segunda prueba del Open de España de Marathon BTT



El amigo Marc Trayter de l'Estartit (Baix Empordà) tras un duro rifi rafe con otro conocido, Alejandro Diaz de la Peña (Corrimos juntos en Costa Rica) y Francesc Freixer de Bicis Esteve ha quedado tercero este fin de semana en la carrera de Lanzarote que lo coloca en la segunda posición de la general del Open de España de la categoría de Marathon de BTT.

Podeis ver más información en:


Información carrera

viernes, 3 de abril de 2009

Yukon Artic Ultra - Capitulo 1 - Empieza la fiesta.

Creo que he dormido bien, aunque no estoy seguro de ello ya que por la noche he estado repasando visualmente todo el material que me llevo a la YAU, he visualizado mentalmente como seria la carrera, las necesidades, las sensaciones, los peligros y todas las acciones que preveo realizar en cada momento, uno a uno los he estado resolviendo, es una práctica habitual que me ayuda mucho a ganar confianza, lo leí en un libro de entrenamiento psicológico de la URSS y cada reto en el que participo realizo este ejercicio al menos un par de veces. La tensión se nota en la habitación del hotel Wiew River de Whitehorse-Canadá, Javi está conectado en su portátil para hablar con Rosana y despedirse hasta la vuelta. Lo primero que necesito es una ducha para quitarme de encima la tensión y ponerme en funcionamiento, mientras me aseo vuelvo a repasar la situación del trineo y después de un buen afeitado, hay que estar guapo, la prensa nos espera…es broma…. le digo a Javi mientras relativizo la situación con sarna, es mi pequeño caparazón para disimular los nervios que llevo encima, preparo un café, creo que son las seis de la mañana por lo que tenemos tiempo hasta las 10.00AM que tenemos que estar en la salida.

Literalmente desmonto el trineo sacando todo el material y lo pongo encima de la cama, no hay que dejarse nada, en un rincón pongo las bolsas para los tres avituallamientos de 100 millas, 200 y final de carrera conocidos como “dorp bags”, al otro lado de la cama tengo la maleta que tengo que dejar en el hotel para vuelta y en el otro lado la ropa que me pondré en la salida, camelbak y la pequeña mochila para las cosas mas necesarias. En algún momento me pongo algo nerviosillo, ¿Dónde estarán los guantes? Todo y que el día antes lo tenía ya todo preparado pero esta noche he estado pensando en algunos cambios de última hora. Una vez terminada toda esta ceremonia desayunamos un poco y bromeamos diciendo que parecemos toreros en capilla esperando la salida al ruedo, no hay para menos ya que tenemos que lidiar con bajas temperaturas, cansancio y muchas millas por delante.

Falta solo una hora y ya me he vestido, unos calcetines injinji, Las zapatillas UKgear, unos calzoncillos cortos, unas mallas largas, la ropa interior superior, el forro……..encima de la cama me queda el plumas y las polainas, el camel y la bolsa, casi todo facilitado por ARESTA, sigo pensando en toda la liturgia del torero mientras se visten, solo me faltan las estampillas cosa que substituyo por los recuerdos de todos los amigos y la bandera que los compañeros del Hostal Barnes me han regalado y que con mucho cuidado he puesto con unos clips en la bolsa estanca. Dejamos las maletas a los amables…..tampoco hay que exagerar… empleados del hotel, volvemos a la habitación para salir, fuera hace unos -28º, Noto el nerviosismo de Javi y yo sigo con alguna broma …..para eso nos pagan, le digo, que suerte tenemos de estar aquí.

Salgo a la calle, noto este primer golpe de frio, que como decía Javi te hiela los pelillos de la nariz y te colapsa los pulmones con tan bajas temperaturas, como soy un poco más lento, falta de práctica, tardo un poco más en terminar de equiparme, los guantes, el buff, ponerme la pulca que me cuesta mucho, más adelante encontré un sistema para hacerlo mucho más rápido al no quitar los mosquetones que la unían al arnés, parece que hay buena luz cosa que indica un buen inicio de la aventura, nos hacemos unas fotos y vamos a la salida, la estación de tren que en verano lleva a montones de turistas a conocer paisajes totalmente diferentes a los que estamos viendo con unas montañas cubiertas de pinos, el rio Yukon en su máximo esplendor (ahora está helado) , y los osos que por suerte hoy están aún durmiendo. Llegamos a la estación donde el día antes abarrotada por un público venido de todo el mundo estaba expectante para ver la salida de la Yukon Quest, carrera de tiros de perros que recorren 1.000 millas hasta Fairbanks en Alaska, durante todo el camino veremos las marcas de esta aventura ya que el recorrido es el mismo, ayer estuvimos en la salida y verdaderamente era impresionante, ver los ojos de los mushers chispeantes de emoción, estoy seguro que los míos están igual, cámaras de TV y muchos fotógrafos, en la salida de la YAU a parte de los corredores, media docena de fotografos y unas treinta personas de público que nos jaleaban “buena suerte”.

Estoy en la salida, me doy cuenta que como cada vez que participo en alguna aventura, estoy donde quiero estar, no hay duda, el “run run” del estómago y la respiración acelerada, me indica que estamos cerca de tomar la salida, unas fotos y unos segundos de filmación, un fuerte abrazo muy emocionado con Javi y START and GOOOOOOOOO!!!!., empieza la aventura. A los pocos minutos ya estamos dentro del majestuoso rio Yukón, estamos de suerte, pienso, ayer pasaron los mushers con los perros y no se hundió nadie en el rio, será verdad que hay un medio metro de hielo. Como una procesión de Semana Santa vamos unos detrás de otros, veo que hay algunos que tienen mucha prisa, tenemos muchas millas por delante por lo que si bien el ritmo de caminar es fuerte no hay que quemarse. Un poco más adelante veo a Javi, recuerdo el pacto, cada uno por su lado, hay que disfrutarlo en soledad, estoy teniendo unas sensaciones únicas, una mezcla de ánimo y miedo a lo desconocido, cada movimiento está pensado, cada veinte minutos un trago del “camel” que de momento no se congela, al cabo de dos horas coincido con Javi, como dijo Carles del Periódico el Kung-fu de las nieves, se para a comer algo y como el “pequeño saltamontes” que soy hago lo propio, hago como los mochuelos, me fijo mucho. Al cabo de cuatro horas ya está estirada la carrera y ando solo, viendo detrás un francés y a lo lejos otra figura que intento alcanzar, otra vez me llega esta bonita sensación de estar en el lugar correcto y además al hacer un tiempo muy despejado la radiación del sol acaricia mi cara, tendré que ponerme crema solar.

He calculado un poco la velocidad y veo que puedo mantener los 7 km. Me doy cuenta que correr es impensable, no he visto nadie que lo hiciera ya que con los 40 kg que llevo arrastrando es una tontería para mantener la condición física y para prevenir cualquier lesión. Si todo sigue llano como hasta ahora iremos muy bien, recuerdo los consejos del Sevillano Edu Fernandez que participó el año pasado, cuidar las manos y los pies, que no cojan frio y seguir tirando ya que todo lo que se avecinaba sería terreno bastante llano. A lo lejos veo que el competidor que delante, que ya lo tengo muy cerca sale del curso del rio y sube por una empinada subida, pienso que será un pequeño incidente dentro de la carrera, cuando llego intento clavar las punteras en la nieve pisada para poder llegar a la cima, solo son unos veinte metros, cuesta bastante pero al final veo una barraca de madera de unos ocho metros cuadrados, un montón de pulcas aparcadas en batería en una explanada y bastantes competidores al lado de un fuego improvisado en una gran lata de aceite donde se congregan todos los aventureros intentando secarse las manos y la ropa, veo a Javi quien como buen maestro me dice que tengo que cambiarme rápidamente y ponerme algo seco, inmediatamente lo hago. Con la ropa interior superior seca y la chaqueta de “soft cell” totalmente tiesa, ya se había congelado el sudor, me dirijo a la casita de madera donde me dicen que es lo que quiero, chocolate caliente, cogen el recipiente y desaparecen en la cabaña, me dirijo al fuego para secar la chaqueta, casi no hablamos con Javi, cada uno tiene que ser autosuficiente y bastante trabajo tenemos como para preocuparnos de alternar con los compañeros, me llaman y me dan el chocolate, al leer la crónica de Javi veo que hubiera podido comer un poco de pasta, este ha sido mi primer fallo pero tomo otra taza de chocolate caliente. El “camel” se ha congelado, ya no sirve para nada, a partir de ahora tengo que trasladar dos kilos más de peso en el trineo que no sirven para nada, suerte que llevo dos termos que lleno con agua caliente, en uno pongo sopa y en el otro un sobre de Powergym isotónico.


Ha pasado una hora aproximadamente y las temperaturas empiezan a bajar, Javi se acerca a mi y me dice, tira que vamos a pasar la noche juntos, un alivio ya que me está entrando algo de miedo, supongo que se nota en mi cara, rápidamente me equipo, tardo más de lo necesario y me pongo en camino, al cabo de veinte minutos veo a Javi, menos mal, ha ralentizado su marcha para esperarme, estas pequeñas, o grandes cosas tienen gran importancia ya que el mundo ultra y en la montaña el compañerismo es algo esencial, hay que ayudar al más débil, en la Marathon des Sables lo hice yo con Fran y ahora le toca a Javi conmigo. En silencio seguimos avanzando por el cauce del rio Yukón, avanzamos al equipo alemán, tengo el buff congelado y le doy la vuelta para que se descongele, todo el día estoy haciendo lo mismo. Ya es de noche y la temperatura baja terriblemente, me alegro de haber llevado un buen frontal que me da buena luz en un camino serpenteante de pequeñas luciérnagas que caminan, ya muy cansados, el termómetro sigue bajando hasta -40º, en los pasamos por una zona que parece un lago y después de otra subida salimos a una pista entre árboles y Javi, muy inteligentemente, decide hacer una parada para dormir ya que hay un descampado donde hay tres competidores que ya están instalados, parece un buen sitio, son las 12 de la noche, date prisa y ponte en el saco, me dice, muy estresado hago lo que me dice, me quito las manoplas para tener más sensibilidad den los dedos y no paro de fijarme en todos sus movimientos, y procedo a montar la funda, la esterilla y el saco, cojo la ropa que me he quitado y la introduzco entre la funda y el saco, así como los dos termos, cojo la botella para el pis, no voy a salir a la calle cada vez que tenga ganas, tengo mucho frio y no tengo temor en decir que estoy asustado, las puntas de las manos me duelen y las pongo en las ingles, uno de los tres sitios más calientes del cuerpo junto a las axilas y el cogote Acabo de conocer una nueva sensación que desconocía cerrar la funda de vivac donde solamente hay un tubo para renovar el aire, es un poco claustrofóbico pero peor es el frio. Pienso que lo que estoy pasando es mucho peor a las peores previsiones que había imaginado, pero como no hay nada que hacer….adaptarse…adaptarse…adaptarse, esta es mi filosofía, la noche más fría que había pasado en estas condiciones era en Vallter2000 a -13º y notaba el calor del equipo que llevaba, ahora en cambio veo que -40º es la mínima temperatura que permite la supervivencia del saco North Face que llevo. Cinco minutos tiritando y cinco durmiendo, recuerdo mis aventuras marineras de navegación en la que dormía en periodos de cinco minutos, esto no será un problema. La temperatura sigue bajando, lo veo con el pequeño frontal que me he llevado al saco y el reloj que he colgado en uno de los bastones, -43º, de mi depende seguir adelante, creo que me he dormido.